domingo, 27 de abril de 2008

Don Velázquez y el ojo Real.

-Velázquez pinta al Rey. Lo pinta a Él y a todo lo que su ojo ve y ama. Pinta a su mujer, a sus meninas, sus infantes, sus conquistas militares, sus bufones y pinta también a sus perros. Pinta al Rey solamente, pintando todo lo que el ojo Real ve y ama.

-Velázquez pinta al Único que lo deja pintar y vivir holgadamente. Al único en esos tiempos, que podía igualar la destreza de pincel con la destreza de espada.

-Velázquez pinta todo lo que el ojo del Rey señala como digno de la destreza de pincel, que es lo mismo que la destreza de espada defendería si se lo señalaran.

- El ojo del Rey señala lo por Él ya visto para volver a verlo, y para que todos los ojos posteriores sepan lo que Él veía al verlo pintado.

-Velázquez pinta sin ver; y de esa forma su destreza ciega se vuelve más precisa. No necesita Velázquez ver lo ya visto, sólo debe recordarlo con su pincel.

- Nosotros no vemos ni a Velázquez ni al Rey. Vemos el recuerdo de lo que Velázquez no vió nunca. Vemos lo visto por el ojo del Rey. Vemos desde el ojo Real.

- Desde el ojo Real la serenidad es soberana. Nuestra obediencia hacia todo lo visto se calma, quedando sólo lo visto por el ojo Real que ve amando. Lo que hemos visto odiando no fue pintado por Velázquez.

-Volver a ver lo amado por el ojo Real, es no ver lo que hemos visto odiando. En ese momento, de todo lo por nosotros visto solamente lo amado es soberano.

- Tal vez el ver lo amado y luego recordado con destreza, sea la forma de lograr la serenidad, para seguir recordando todo lo que hemos visto odiando, mientras vivíamos con destreza, amando.


Don Velázquez y Don Enano

Don Velázquez,
¿ Por qué Usted me pinta a mí que soy enano?
Porque Don Enano,
Mi pincel mejora lo maldado y corrige lo excéntrico.
Pero Don Velázquez,
Sigo enano y no mejoro nada ni me vuelvo concéntrico.
Más le vale Don Enano,
Pues el Rey no le daría servicio si no fuera enano declarado.
Además Don Enano,
Yo vuelvo enana a la misma Infanta al pintarla niña,
Y el Rey ama a la niña quedada enana para siempre.
El Rey y la Infanta aman a los enanos y por eso yo los pinto.
Don Velázquez, el Rey
¿ le permite mezclar regios enanos con otros ordinarios?
Lo permite, Don Enano
Porque dicen que los niños son enanos que se curan al crecer
Y los enanos, niños que prefieren no crecer ni llegar a Grandes.
Dígame, Don Velázquez,
¿ Por qué los Grandes de España aman a los enanos?.
Don Enano, lo hacen
De puro Grandes que son, aman a los que nunca lo serán.
Y a Usted, Don Velázquez
¿Quién le dijo que yo no soy un gigante que se achica?
Don Enano
Si Usted se achica, nosotros nos volvemos pequeños a la par,
Porque nada se nota en el mundo de las proporciones mutuas.
Don Velázquez,
Déjese de enanos y pinte por fin un gigante que se achica.
Cuando el Rey
Me otorgue un espacio equivalente al de un gigante
Para poder pintarlo a él como a un par, al verlo completo,
Yo pintaré un gigante que se vuelve enano por la Infanta.
Don Velázquez,
Yo de gigante a enano lo hago por gusto mío no por las Infantas.
Quienes perversas son al volverse enanas para disfrute del Rey.
Don Enano
Las infantas son mis amas y se vuelven enanas en mi pintura
Para goce de su padre mi Rey y no hay nada malo en ello
Ni tampoco en que mis amas amen desde niñas a los enanos.
Y déjese de impertinencias y no se mueva, que la pintura suya
No por ser la de un enano, dejará de tener la calidad que se merece
Y Usted pintado movido, más que enano, parecerá la menina de Picasso.

La Infanta Doña Margarita y el enano

Doña Infanta,
siendo su Merced de noble Casa Real,
¿por qué la llena con enanos como yo?.
Don Enano, mi noble Casa Real
se llena con lo que me place y Usted bien lo hace.
Su Majestad niña,
Siendo yo enano contrahecho. Eso, ¿ a Usted le place?
Eso no, Don Enano
Me place que haya adultos de mi tamaño cerca mío.
En eso Doña Infanta, coincidimos
pues a mí me gustan cerca, niñas también del mío.
Don Enano, los tamaños
Siempre deben ser iguales en todas las relaciones.
Pero Doña Infanta
Usted seguirá creciendo y yo, a esperar otra Infanta.
Eso Don Enano
le pasa por ser amado por pequeñas Infantas
que serán las Reinas Madres de otras similares.
Al nacer Usted, Doña Infanta
yo fui un regalo del Rey de Inglaterra para su goce,
y para que me jugara como a un muñeco cautivo.
Creo que mi condición de pequeño me vuelve juguete.
Puede ser Don Enano
Pero las Infantas no lo sienten a Usted un juguete,
Es más, conozco alguna que desea ser jugada por Usted.
Mi futura Alteza,
tenga a bien no ilusionarme pues nada he tenido en la vida
y saberme deseado por una Infanta es una ofrenda divina,
es un sueño nunca imaginado, y es algo que dará envidia.
La envidia es el dolor
de los que nos miran y queriéndolo no pueden visitarnos,
por no poder reconocer que lo que saben de sí mismos
les da dolor, por no ser lo que quisieran saber de ellos.
Bueno mi Doña, sepa
que mi vida está determinada por la Infanta que me ama.
Que soy enano amado por Infanta desconocida,
que Usted hágame saber de quién soy la prenda.
Don Enano
No voy a traicionar a nadie al revelar mi propio nombre.
Soy yo quién os ama y se ofrece completa a los juegos
Que Usted, divertido Don Enano, me insinúa desde niña.
En el momento en que el enano penetraba a Doña Infanta,
entraron al salón, el Rey Don Felipe seguido por Don Velázquez.

Don Enano en la mazmorra de Palacio

En la mazmorra de Palacio cuelga cabeza abajo atado como un fiambre, desnudo y amordazado Don Enano, deforme designado para la Infanta Doña Margarita.
Entran al recinto el Rey, Don Felipe, seguido por Don Velázquez.

Don Velázquez:
Su Altísima Serenidad, pude al fin pender al enano a nuestra inversa, pero dióme mucho trabajo, sepa su Merced que no es práctica de mi oficio.

Don Felipe, el Rey:
Ni del mío por supuesto, pero vuelva a saber Don Velázquez, que lo que vimos; lo que este enano indecente estaba haciendo con mi Infanta, es algo que sabremos solamente Usted y yo, además de los practicantes.
Y que por eso, la vejación, tortura y muerte de la Bestia, es también nuestra prerrogativa. Usted como menestral que ejerce oficio de mano se ocupará de ejercitar lo físico. Mientras que yo por Ser quién sigo Siendo, disfrutaré del dolor bestial y le otorgaré a Usted la Orden de Santiago cuando termine con éste enano inmundo.
A propósito (dice mirando al enano), esto más que Bestia parece un chorizo en mal estado...

Don Velázquez:
Mi Dueño desde siempre, mi Rey, todo se hará según Usted lo diga o sugiera, mis humildes manos son suyas. Si pudieron pintar con belleza a la Infanta, podrán matar con venganza a quién la mancilló. La Orden de Santiago por Usted prometida es mi afán por tener limpieza de sangre; ni árabe ni judío ninguno, en una familia que pasó con ellos novecientos años (todo un logro si vemos lo que pasa en Palacio). En cuanto al chorizo, siempre estuvo en mal estado, yo he podido a los latigazos hacerle confesar que era tan grande el deseo por la Infanta, que apenas la penetró vertió dentro de ella el semen multiplicador.

Don Felipe, el Rey:
Entonces debemos ser cautos y esperar las Reglas reales de la Infanta, no vaya a ser que además de seducida la Bestia nos la deje viuda. Y vaya a saber, Don Velázquez, que pensará de su Padre la Infanta, al saber que su primer hombre murió como un chorizo en la mazmorra de la familia. Esperemos a ver si tuvo anclaje la nutriente de este enano desagradable, mientras tanto póngalo desnudo a dormir con los cerdos, quiera Dios darme satisfacción, y que los animales se almuercen las partes pudendas del enano genitalísimo.

A los nueve meses
Nacieron dos enanos de tres kilogramos cada uno en el mayor secreto, con la complicidad de toda la familia real.

A los diez meses
El enano se mudó con sigilo desde el porquerizo al aposento de la infanta, con la excusa Real de defenderla en la noche de los infieles, pero con el permiso expreso de hacerla suya a su requerimiento.

A los once meses
El Rey ya sabía que los cerdos no habían almorzado lo por él deseado, a juzgar del disfrute que vivía la Infanta con el Enano en el aposento infantil.

A los catorce meses
La Infanta casóse con un noble, gil y cornudo pero que dió paternidad respetable y acorde a las necesidades del reino. Para su honorable satisfacción pidió la Embajada ante el Imperio Otomano, desde donde nunca volvió, ni nadie supo qué pasó con él entre tantos infieles.

A los cuarentayocho meses.
Los dos enanos, subido uno arriba del otro y cubiertos por una capa, parecían un niño normal y hasta bello dentro de su rareza de príncipe.

A los cientoveinte meses.
Montaban los corceles de a dos, bailaban la Sarabanda y la Contramarcha encimados, pero con destreza y encanto, y eran uno, también para todo lo demás.

A los cientoochenta meses.
Los enanos desfloraban rudas campesinas de Castilla, las cuales en la obscuridad creían estar con un joven ubícuo, y palpadas de manos por varios ebrios macacos.

A los cientonoventáidos meses.
Don Felipe, el Rey, murió de quién sabe que cosa, pues en esas fechas los diagnósticos eran de carácter maravilloso y la gente moría de fiebres saturninas o cosas de ésas. Por lo súbito de la muerte la Corte supo que su dueño, el Rey, dormía desde siempre con dos enanos pero de raza negra.

A los doscientosdos meses.
El anatema papal por práctica antinatura, se consiguió archivar entregándole al Papa, todas las meninas que pintó Don Velázquez, y que pasaron de cuidar a su dueña la Infanta a cuidarse del viejo repugnante que también fue pintado por Don Velázquez.

A los doscientosdiéciseis meses.
Fueron coronados Rey los dos enanos ensamblados, y se les impuso el nombre de Carlos II de España, último monarca español de la Casa de Austria.

A los cientoveinte años.
Un enano descendiente de los Reales de España pero de la rama de los franceses, al ver desaparecer la monarquía en las garras republicanas, quiso seducir a todas las Infantas disponibles en ese último momento. La Historia lo conoce como Donatien Alfonse Francois de Sade. Marquis de Sade.

A los doscientosdiez años
Otro enano de la rama francesa que conservaba la mímesis de los macacos, quiso igualar a Don Velázquez con resultados dispares.
Lo conocemos como el Conde Henri de Tolouse- Lautrec, y por lo que sabemos, desde su noble cuna se bajaba bien dispuesto a cualquier camastro, donde le amaran a pesar de su deformidad.

A los nosécuántosaños,
Hubo un enano oriental que llegó sin invitación alguna y que dijo ser descendiente del Rey Carlos II y se impuso a sí mismo el nombre de Carlos Saúl I, y nos gobernó a los argentinos con ritmo chévere durante diez años.

A los catorcemil años
Los enanos consiguieron dominar la Tierra, al vencer a los travestis en la batalla de Palermo Hollywood, batalla que se tuvo que definir por penales porque los enanos no metían goles porque se enamoraban de los travestis y andaban tan amontonados que más que Fútbol parecía Rugby.

Al día siguiente
El Mundo, harto de los enanos, se fue al otro Mundo, dejando a millones de enanos flotando en medio de la Nada, la cual tampoco se manifestó interesada en ellos y los ignoró por siempre.
Algunos travestis colgaban todavía por debajo de algunos enanos, cuando los ví por última vez.

Don Alfredo de Benavidez y Bedoya. Escribiente designado para historiar las venturas y desventuras de Don Enano, de la Infanta enamorada, de Su Padre el Rey, y de Don Velázquez, el pintor de todos ellos.

AlfredoBenavidezBedoya

sábado, 26 de abril de 2008

Teoría del enemigo

El enemigo es un defecto nuestro, con el cual no nos llevamos bien y como deseamos ser mejores casi perfectos decidimos aplastar ese defecto nuestro, al que llamamos enemigo. El enemigo nos considera similares, como enemigos que somos entre ambos y por eso busca eliminar esa sombra de sí que tiene delante y que somos nosotros. El enemigo busca nuestra muerte y nosotros la suya; puede ser que ambos busquemos anular la propia inevitable provocando otra muerte ajena. El enemigo merodea alejado y el amigo se suma en la cercanía. El enemigo es el Otro y el amigo somos NosOtros. El enemigo suma a sí la Fuerza Amiga de sí mismo para doblegar la nuestra propia y la Amiga nuestra también. La Fuerza del Enemigo y Él mismo y los dos copulando entre ellos, son un peligro y sólo con el incesto de nos con nuestra propia Fuerza Amiga se puede neutralizar la marea asesina. La Fuerza es una Fuerza Armada y es fuerte por su Arma, sea Amiga o Enemiga. La Fuerza Armada provoca la Muerte, la cual no es ni Amiga ni Enemiga, es el Lugar común para Todos los Enemigos y Todos los Amigos. La Guerra es el Lugar de los Enemigos muertos por los Amigos, ese Lugar lo comparten ellos para irse a la Muerte o a la Victoria, donde les toque. La Victoria significa la Vida para nosotros, después de la Muerte de muchos, pero sobre todo la de los Otros. El Amigo, el neutral y el Enemigo ocupan posiciones que respetan ese orden de uno en fondo. Cuando nos enfrentamos con un enemigo, debemos saber que detrás de él está también la posibilidad de él volverse neutral y detrás de ella la de ser nuestro amigo, lo mismo ocurre a la inversa. En el arte de la guerra la ética se vuelve abstracta y reparar en ella es un error táctico, no estratégico. En el arte de la Vida es distinto, puede uno aceptar ser derrotado para conservar la moral intacta y seguir viviendo. El Enemigo siempre busca nuestro Lugar placentero, busca nuestro lugar familiar. Busca nuestra supervivencia solamente si le entregamos nuestro placer y nuestro trabajo sin placer. Si no es así su Placer es nuestra Muerte y la de nuestro afecto al matar nuestra familia. Todo es un problema familiar, es el Enemigo alguien que hace muchos años mostró su defecto y formó por eso otra familia, y con eso la misma Guerra.
El Enemigo es un feo defecto nuestro. No lo mate. Cúrelo con agua pura. No dije Bendita dije Pura.
Alfredo Benavidez Bedoya
La Gran final de la Supercopa Metropolitana.

El Señor Presidente del Club Atlético "Sueñeros los Dormidos",
finalista de la SuperCopa Metropolitana,
siempre quiso llamar la atención del Amable público
que se sienta pipón en la Tribuna Bullanguera.
Y así lo hizo al presentar a su equipón de Nuevos Seres Inanimados,
en la final por la SuperCopa Metropolitana,
en el prado Capital, del Deporte de todo Galán.
Para lograr tal objetivo reunió a los mejores científicos de la Provincia de Buenos Aires,
con la abierta intención,
de que le crearan para el Club,
seres inanimados que sin sueldo ni otras primas patearan a la de cuero,
por vocación futbolística y pasión interplanetaria solamente.
La Tribuna que le era adicta al Señor Presidente, bramaba al ver aparecer
esas criaturas ventrudas y grasientas,
con toda su carnalidad insolente mostrada con desparpajo,
y con su lasciva voluntad epidérmica,
de goce seguro y pecado certificado.
Los jugadores del Club Atlético "Abandonados los Siemprefelices",
que en ésta ocasión,
iban a quedarse con la SuperCopa Metropolitana;
agradecieron el carácter esférico de los seres inanimados del equipo oponente,
y los patearon los noventa minutos por todo el campo futbolístico
sin ninguna culpa.
El partido empezó en el momento en que entraron los Seres Inanimados a la cancha,
ellos peloteaban para todos los arcos, gritaban, insultaban,
y además,
eructaban, y lo hacían
con Arte mayor e igual valor de higiénica prestancia.
Los jugadores Siemprefelices querían sacarse la FotoPlus para regalarla autografiada,
a la Pizzería de los Muchachos,
y no entendían como habían dejado entrar a esas enormes bolas de panceta,
al prado de los mejores futboludos,
y encima de todo,
esas bolas pancetonas estaban todo pudriendo,
el Único Lugar Impoluto de la Liga.
Las esferas viscosas creyeron que las líneas de cal
eran líneas de la droga peruana llamada cocacolas.
Y al olerse la geometría básica, ellas,
nos dejaron sin mapa geográfico recomendado,
y es,
por eso que,
en el campo futbolístico;
lo peor de lo desconocido tuvo Lugar.
El Referee tuvo que expulsar a uno de los adefesios esféricos
por habérsele metido en el pantalón con intenciones penetrativas.
Además aplicó todo el reglamento potenciado, con su voz de soprano en estado ingrávido,
y recitó todo el reglamento con sentimiento de plegaria repetida.
Después de todo lo permitido, comenzó a expulsar una bola pancética por segundo.
Pero se fragmentaban y se copiaban con tal facilidad,
que el Referee pidió lo mismo,
para poder exterminar la materia viscosa del campo futbolístico.
Al decirle que no había presupuesto para un cambio hormonal tan sofisticado,
El Referre perdió su natural ecuanimidad y comenzó a proteger a los inanimados.
Eso fue un claro error,
Al otorgarles el primer penal obtuso y nulo bajo cualquier interpretación,
Los cacapancetos, todos ellos comenzaron a patear
Sobre el pobre arquero Siemprefeliz,
el cual murió por politraumatismos
por todos los dadaísmos cometidos por las esferas viscosas.
A pesar de la pateadura sádica a los brutos esféricos,
durante el entretiempo los Seres Inanimados
fueron con sus propuestas deshonestas al banco contrario,
propuestas que seguramente no puede mi Pluma escribir aquí,
por motivos de seguridad pública y de corrección política.
El Director Técnico del equipo de los "Dormidos en Vinagre" disciplinaba a las bestias
con picana eléctrónica en ritmo caribeño de base aceptada,
y las sobornaba con caramelos de menta,
pero no pudo hacer nada para ordenar
el pensamiento plano de esos Seres Inanimados,
los cuales bastante antes de la finalización del partido,
ya se habían devorado el césped de plástico importado de la llanura pampeana
y pedorreaban exultantes de satisfacción.
Los cacafesios perdieron por millones de goles y saltaban de felicidad.
La tribuna les prometió muerte por aplastamiento y ellos aceptaron encantados.
Todo fue un desastre.
Al aplastarlos, la viscocidad resultante arruinó definitivamente el campo futbolístico
y hoy se usa como pista de patinaje,
a pesar del olor nauseabundo que nunca le pudieron sacar.
Alfredo Benavidez Bedoya
Locutor futbolístico.

El Barco de Manuel

El Barco de Manuel.
El que nace al doblar
y doblar todo el papel
que sobra en el hogar
sobre el sucio mantel
con mi romo pulgar
como exacto cincel
con mi dulce anular
como elástico pincel
y con amor sin dudar
merecido por él al estar
sólo queriéndolo jugar
a su barco de papel.
El hombre lo hace por él
por el niño de fijo mirar.
Con el barco ríe Manuel
y para nosotros es llorar,
las carcajadas en tropel.
Y él a las aguas a mojar
su blanca piel de papel,
para saberlo al mar domar
y poder navegarlo a Manuel,
en bajel poderoso al soñar,
que nacido en sucio mantel
él podrá por siempre mejorar.
El Barco de Manuel.
El que nace al doblar
y doblar todo el papel
que sobra en el hogar
sobre el sucio mantel
con mi romo pulgar
como exacto cincel
con mi dulce anular
como elástico pincel
y con amor sin dudar
merecido por él al estar
sólo queriéndolo jugar
a su barco de papel..

Alfredo Benavidez Bedoya
Teoría sobre el Origen del pene.
Hace mucho pero mucho tiempo, varios penes de los machos reglamentarios que toda especie tiene y la nuestra también, ya hartos ellos de ser maltratados, decidieron evolucionar en forma autónoma y no ser nunca más apéndices de nadie. Hartos ellos los penes de los hombres, hartos de tener que meterse en todas las mujeres y también dentro de algunos hombres; y de meterse dentro de los nombrados sin que les preguntaran a ellos, los verdaderos penes penetrativos, dentro de quién querían meterse y debiendo además penetrar sin motivo aparente, salvo la caprichosa necesidad. Y hartos sobre todo de todo maltrato: Que sos muy chiquito. Que sos demasiado grande y me duele. Que sos muy insistente. Que sos intermitente. Que sos muy rápido. Que sos demasiado lento. Que te quiero de nuevo otra vez por el mismo lado. Que no te parás en tu forma erecta o ni en tu modo dinámico cuando yo quiero. Que te quiero por los otros lados habilitados por la Municipalidad. Que con el tuyo en la boca ni puedo vocalizar mi canción favorita. Y así hasta el infinito: Que sos finito. Que sos tan grueso que parecés un salamín alemán, pero corto como el de un Coya originario. Que los penes de los Japos son grandes en el arte y magros en la vida. Y Etc., Etc. y Etcequetececétera. Y encima al final les dicen a los pobres portantes:
“Mi macho designado, tu pene no me interesa ni para penetrarme por la azotea en una noche de lluvia”. Todo mal. Muy Mal.
Fue entonces que los penes más audaces, se escaparon de los hombres y de las mujeres y dieron origen a los Peces y nadaron en la Mar per sempre
y fueron penes y peces guachos per sempre también.
Y es por eso que los Peces son en realidad, penes rebeldes y por eso mismo independientes. Y también por eso mismo tienen distintos tamaños como todos los penes. Algunos son largos y negros como las anguilas y derivan de las braguetas negras del África Ecuatorial, deseados ellos más de lo que parece en el Primer Mundo. Otros son enormes como las ballenas; y dice de estos un muchacho del barrio que sabe, que son los que se escaparon de las braguetas de Dioses antiguos ya muertos hace mucho, pero mucho tiempo. Muertos al abrir su bragueta divina en honor al primo Orín cerca de una víbora mala, puta y guacha que los mató. Pero no deseo que esto sea algo sin respeto para las mujeres, que son lo que más siempre he querido y a veces pude, penetrar en mi vida. Porque son ellas donde debemos festejar el Orígen y el Carnaval, el cual siempre termina Orínando, si acaso respetamos la especie y si es así debemos por eso mismo, dar gracias por la persistencia de la hembra en la fe y del macho en el desconcierto de la misma fe. La tinta de mi pluma no es la Íronía, mi pluma es de acero, es de Íron (en brithish). Íron es Orín de otra forma, sin Íronía por cierto.
Los peces de hermosas formas y colores son en realidad penes de artistas y poetas, los cuales cumplieron siempre su trabajo interpretativo e imitativo con gran obediencia. Y puesta esta obediencia en el ejercicio del Arte, fueron desobedientes en todo lo demás. Y fue por eso que sus penes hartos de tanto desmadre, se lanzaron al agua profunda y silenciosa a descansar de tanto capricho persistente.
Los tiburones son penes de los asesinos mayores, muertos casi todos ellos en las cárceles más inmundas y sodomizados por sus colegas presos, al no tener pene erecto ni nada parecido por delante. Los peces globo son penes que se escaparon de los periodistas, los cuales se llenan la boca con cualquier cosa para ser poderosos y nos la abren cuando les conviene. Los penes que viajan en Cardumen organizado, son los penes de los socialistas que escaparon del GULAG del Stalin, porque el intenso frío los hacía cada vez más pequeños y temían desaparecer si no se echaban a la mar de los Caribes. Y en ese Mar Caribe encontraron a las Barracudas, que son las penas de las lesbianas, que por no tener penes terminan teniendo penas y comiendo todo lo que parece un pene apenado. Pero ellas las furiosas, también quedaron dignas en la Memoria de la especie como las Amazonas, hembras penetrativas famosas para la guerra, buenas disparando el arco desde el caballo al galope, apretándose de paso a ese machazo entre las piernas. Y es por esas destrezas, que las mismas ahora tienen el río Mais grande do Mundo a su nombre y un sitio virtual de gran predicamento, dedicado a la distribución comercial del conocimiento y de todo lo demás: el sitio AmazonPuntoCom.
Son los peces de pecera los penes decorativos que, aburridos escaparon de la entrepierna de los antes aborrecidos y hoy famosos gay alegres, son peces que heredaron el narcisismo de sus antiguos dueños y por eso nadan bajo la luz eléctrica en exposición permanente, y en ella son muy pero muy alegres.
¿Y mi pene? ¿Y por casa como andamos?
Todavía me acompaña, ese galgo elástico y hermoso,
pero me parece que anoche se quería lanzar a la Mar de los Sargazos, el muy guacho.


Alfredo Benavidez Bedoya.
La caca del Jujuy
Hace algunos años el Gobierno de la Ciudad de San Salvador de Jujuy dominado por punteros radicales, se puso en contacto con una artista con primo del mismo origen político, el cual consiguió que a su prima, a otra artista gráfica, a mí y a Alda María, Aldita viejita chochita en avanzado estado de putrefacción, nos invitaran a todos a exponer nuestros maravillosos grabados en la capital provincial del Norte de nuestro país. El viaje era un buen motivo para visitar a mi querida hermana Nany Benavidez, quién moriría años después de un cáncer cuando esperaba a su cuarto hijo.
La primera de las memorables y chicharronas historias de este viaje, comienza por ser mi cuñado Oscar Castro Olivera, en ese momento Secretario de Información Pública del Gobierno provincial peronista, enfrentado como corresponde con los radicales provinciales y capitalinos. Mi cuñado entonces, aprovechó el financiamiento radical y nos esperó en el aeropuerto internacional del Jujuy, consiguiendo su efecto mediático en el Canal del Estado del mismo Jujuy pero provincial; luego nos llevó a la Gobernación donde unos pálidos radicales capitalinos se esforzaban en ser convergentes con el odiado pariente peronista del artista varoncito invitado por ellos, dado que las otras artistas eran todas nenas, salvo una de ellas que además de nena era una momia.
Dentro de las múltiples actividades que nuestro periplo nos prodigaba generoso, perdimos unas monedas en el Casino recién inaugurado, nos jodimos el hígado comiendo en la Asociación Boliviana que está casi en un precipicio, y yo pronuncié una memorable conferencia de Historia del Arte en el Teatro Mitre, Panteón de la Cultura, si los hay, en esas tierras. Está conferencia merece un aparte respetuoso.
Como desconocía la composición social de mi posible público, preparé una conferencia abarcadora de casi todo, su título era: “Aproximaciones a la Historia del Arte” y la idea era aproximarme pero no entrar para no terminar durmiendo al amable y posible público.
El amable y posible público resultó ser muy magro, seis artistas sentados en la primera fila. Yo parecía arriba del enorme escenario Batman repartiendo regalos en Navidad, con una pantalla impoluta para las diapositivas y el resto del Panteón completamente vacío. Encima el eficiente equipo de micrófono y sonido me dejaba, en el lugar incómodo de gritarles pavadas aproximativas, durante hora y media a esos pobres sufridos de la fila One. Pero como hace décadas estoy en la filosofía del disimulo, inicié la disertación como si la sala estuviera llena y todo fuera muy normal y argentino.
Hacía ya quince minutos que estaba aproximándome a la Historia del Arte, cuando se abrieron las puertas superiores del Teatro y entraron decenas de niñas piponas en uniforme de pertenencia secundaria. Qué había pasado?. La Secretaria de Cultura de la Gobernación provincial, para no quedar mal con mi cuñado, Secretario de Información Pública de la misma Gobernación, había levantado dos divisiones del Liceo de Señoritas, de a la vuelta de la manzana desde donde me estaba aproximando a la Historia del Arte, y ella solita, la gentil Secretaria de Cultura, me había llenado el centro del Teatro.
Perplejo ante la nueva audiencia de féminas púberes, resolví repetir los conceptos sobre los cuales se basaba mi aproximación a la Historia del arte, tratando de que los artistas no se dieran cuenta. No lo logré, los artistas me miraban despechados y sentían que la masa imbécil tenía más efecto que su presencia culturalmente consciente.
Estaba tratando de volver a la coherencia y estaba promediando la hora de disertación, cuando todas ellas, las pubérrimas, se levantaron a la orden de sus Profesoras ya no púberes. Qué había pasado?. Pasó que la hora de clases de 45 minutos había acabado, y debían volver al Liceo de Señoritas para continuar con otra materia académicamente formativa pero diametralmente opuesta a mi dedicación artística.
Los ruidos provocados por el desalojo de las señoritas ocuparon cinco minutos de mi conferencia, durante los cuales volví a disimular que no pasaba nada, tratando de permanecer inmóvil arriba del escenario.
Quedé entonces nuevamente con mis seis artistas iniciales, los cuales me miraban ahora con sorna al considerar su venganza cumplida por el explícito escándalo ridículo del artista porteño. Ya liberado del gran público terminé la aproximación a la Historia del Arte como mejor pude y con los artistas verdaderos, y cerca del Teatro seguimos la tertulia con un almuerzo de por medio pagado por los anfitriones por supuesto.
A los dos días las actividades oficiales continuaron su vocacional crescendo. Mi cuñado me invitó a la inauguración de un monumento en homenaje a la Pachamama en Salinas Grandes, un paraje a 4.000 metros de altura en el salar que se debe atravesar, si se viaja a Chile por el Paso de Jama.
Viajamos en una camioneta de Gendarmería Nacional, la fuerza pública de vocación fronteriza, se ofreció a llevarnos porque nos acompañaba el Cónsul General de la Italia para el Altiplano Sudacamericano, el Ingenieri Don Francesco de Muzzopappa y Fiume, Conde de Broccafina, un atorrante finoli al que echaron de la Umbría por sus excesos sexuales y nos lo plantaron entre nos y los indios, para disimular la vergüenza de que lo mejor de la Italia pasaba de frotar gendarmes argentinos a desear indias petisonas. Con esa comparsa y con mucho cuidado subimos por el tirabuzón o camino de las hormigas, que Vialidad Nacional inventara en el Más Allá de Purmamarca.
Al mismo tiempo pero por otro camino desconocido por este cronista, viajaba la Secretaria de Cultura, otrora productora de púberes oidoras para el Panteón, toda ella acompañada por los principales funcionarios intervinientes en el área del espíritu cultural de la provincia.
Pero ocurrió que el vehículo de la Secretaria se desbarrancó y mi cuñado advertido por radio, nos ordenó que desde ahora y para ellos, los coyas que nos esperaban, o sea otra vez el amable público, éramos todos nosotros funcionarios provinciales y que había que poner cara de poderosos, pero tratar de no hablar mucho en quechua. Algo fácil para mí, por desconocer la lengua andina.
El pueblo con nombre real de Barrancas, es un pequeño, pobre y antiguo poblado a orillas de una sierra pelada y sobre una planicie toda salada. Si hay gentes que allí han vivido siempre, les aseguro que podemos pensar que también en Argentina es posible morar siempre en su desgracia dictaminada.
El pueblo coya todo nos recibió circunspecto, no puso en duda nuestra recién obtenida condición de funcionarios de la capital provincial y en realidad durante toda la visita tuve la sensación de que el ya nombrado pueblo coya se reía de nos, y éramos nosotros los elementales ejemplos de una cultura innecesaria.
El homenaje al Poder vertebrado en la República comenzó con la libación de una chicha con aspecto de semen, que al ser luego de una primera libación, manifiestamente rechazada, dió lugar a un vino blanco republicano pero de la peor calidad del cartón; en mi estómago el homenaje se manifestó en un impulso intestinal de resultado inminente. Rogué por un baño o retrete o como en quechua se llamara el lugar higiénico y para mi sorpresa se destacó un coya, que sin ningún desconcierto ni sorpresa me llevó a través del pueblo hasta una pequeña casa de adobe, cardón y torta de barro, que era donde todos depositaban lo suyo.
Quedé perplejo al saber que todos depositaban lo suyo en el mismo lugar, para que la mierda fuera de todos al volverla junta y no estuviera repugnando al pueblo todo al discurrir por sus entrañas.
La casa era pequeña para vivir pero grande para depositar lo suyo. Ya monacalmente solo, pude al fin echar la molestia insoportable que portaba al agujero recién encalado, que el grupo había seguramente vestido de blanco para que no los trataran a ellos de pastores elementales, esos gringos hijos de puta de la Capital.
Fue maravilloso, ese momento donde le devolvía a la Pachamama lo mío que me sobraba y que por distintos motivos no soportaba; fue delicioso hasta darme cuenta que en toda la habitación no había papel ninguno, claro a 4.000 metros y en un salar olvidado ni papel de diario hay para tirar al retrete.
Supe entonces que debía suprimir las manchas viscosas producidas por mi entraña o ellas me designarían a mí como un sucio incontinente. Revisando mis bolsillos encontré el magnífico artículo publicado por el Diario El Tribuno del Jujuy sobre nuestra exposición consagratoria, también encontré el pasaje de Aerolíneas Argentinas de regreso a Buenos Aires; pero rápidamente consideré de riesgo perderlo en un retrete de las Salinas Grandes y por ello no poder volver nunca al puerto originario. Supe entonces que con el panegírico cultural de formato tabloide me debía limpiar todo mi patio trasero.
El Tribuno era en ese tiempo un diario difícil de leer pero también difícil de frotar, pero con dedicación capitalina y cuidado corporal, pude dejar la casa del retrete o la casa de la caca de todos juntos Now, como si no pasara nada.
La ceremonia inaugural del monumento a la Pachamama en un músculo de la misma, que fue designado plaza pública para tener la plaza republicana originaria, la pude disfrutar toda ella porque con tanta chicha y vino de cartón el amable público y los funcionarios atrasaron los tiempos reales por otros y mi incontinencia fue casi una anécdota, que seguramente los coyas están contando todavía.
La Plaza era un espacio designado como tal, pero que ni los cardones respetaban y por eso los tales descarados crecían por donde querían, sin tomar en cuenta simetrías ni órdenes clásicos. El monumento a la Pachamama se levantaba en el centro de la Plaza y era una bola de cemento con una casita pegada en un costado, en el costado herido del Cristo supongo, y la esfera de la bola creo que aceptaba la forma esférica de la Pachamama. Pero como a la esfera se la debe plantar de alguna manera, el escultor le había modelado en cemento tres patas robustas. Nunca supe quién era el escultor, creo que nadie quería designarlo como autor de tal cosa; o era un coya que nos quería domesticar aceptando la verdad, al mostrarnos la forma esférica de la Pachamama que descubrió Colón, o era la maestra del lugar que quería mostrar que su sueldo estaba bien gastado, por poder ella transformar esa hermosa tierra plana del salar en una pobre pelota de fútbol planetario.
Todo esto pensaba cuando me acercaba al grupo reunido en la Plaza pública, y fue en ese momento que supe ver desde lejos, que el monumento en cuestión parecía un diente premolar. Y fue entonces que también me dije que si la Pachamama es nuestra Madre vieja, este diente bien podría ser el último que le quedaba, y yo podría estar aquí puesto solamente para narrar ese hecho terminal. Y otra vez también, fue en ese momento, que supe que debía crear un grabado con todo el disparate narrado, y también seguir narrando lo que sigue.
Lo que sigue no será tanto para ustedes pero fue mucho para mí, pues por todas las hazañas ya conocidas y vividas a tal altura de la montaña, me visitó un gran dolor y con él viajé hacia abajo por la serpentina que Vialidad Nacional dibujara en el Más Allá de Purmamarca.
Ya en la capital del Jujuy y viéndome en tan triste estado, mi hermana me preparó un té de coca, con tanta potente coca que de paciente desfalleciente, pasé a saltar de la cama paciente para aceptar un asado hasta las tres de la mañana con un artista prominente en la Cordillera del Jujuy.
Pero bueno, esa es otra historia que hoy no importa, lo que si deben saber hoy, es que el inmundo del italiano se escapó con la mujer del cacique del pueblo de Barrancas hacia Chile por el paso de Jama, y hoy la coya lo tiene domesticado en Antofagasta, donde mientras ella vende sus ajíes y limones por la calle, él limpia los prostíbulos del puerto a cambio de favores sexuales de las indias sodomizadas. Raza de pederastas y libertinos, italianos esclavistas sexuales, hijos de la gran puta.
Besitos a todos.
Alfredo Benavidez Bedoya.